Una productora cinematográfica con sede en Luisiana, Stellarblade, ha presentado una demanda por infracción de marca registrada contra Sony y Shift Up, el desarrollador del juego de PS5 Stellar Blade. La demanda alega que el título del juego infringe la marca registrada existente de Stellarblade.
Choque de marcas comerciales:
El núcleo de la disputa se centra en la similitud entre "Stellarblade" (la marca registrada de la compañía cinematográfica) y "Stellar Blade" (el título del juego). Ambas marcas están registradas.
Stellarblade, propiedad de Griffith Chambers Mehaffey, afirma que el uso de un nombre similar en el juego ha perjudicado su negocio, reduciendo la visibilidad en línea y dificultando que los clientes potenciales encuentren sus servicios. Argumentan que la similitud en los nombres y logotipos, incluida la "S" estilizada, causa confusión en el consumidor. La demanda busca daños monetarios, honorarios de abogados, una orden judicial para evitar el uso posterior del nombre "Stellar Blade" y la destrucción de todos los materiales relacionados con el juego.
Cronología y argumentos:
Stellarblade registró su marca registrada en junio de 2023, mientras que Shift Up registró "Stellar Blade" en enero de 2023. Sin embargo, Mehaffey reclama la propiedad del dominio stellarblade.com desde 2006 y ha operado su negocio de producción cinematográfica con ese nombre desde 2011. envió una carta de cese y desistimiento a Shift Up en julio de 2023. Su equipo legal sostiene que Sony y Shift Up deberían haber estado al tanto de Los derechos anteriores de Stellarblade, dada la similitud de los nombres y la presencia en línea establecida de Mehaffey. El juego se conocía inicialmente como "Project Eve" antes del cambio de nombre en 2022.
El abogado que representa a Mehaffey enfatiza que las acciones de la empresa más grande han eclipsado a las empresas más pequeñas en línea, afectando su sustento. La demanda también destaca la naturaleza retroactiva de los derechos de marca, lo que significa que la protección puede extenderse más allá de la fecha de registro oficial. La batalla legal promete ser compleja, dados los argumentos en torno al uso anterior y la posibilidad de confusión para el consumidor.